martes, 15 de agosto de 2017

Tacón y cemento.

El día estaba impregnado por una nostalgia que inundaba hasta la punta de los edificios de la ciudad. Dolían los pies por los tacones y el cemento, la larga caminata por la acera le hizo sentir sucios los pulmones, los sueños se desvanecían en el smog y subían a ensuciar el cielo limpio. Ese día se sintió decepcionada de sí misma, no se sintió lastimada por él, sino por sí misma, se dijo ingenua por permitir que el veneno de un hombre equivocado invadiera lo que más la hacía bella: su libertad.

Para encontrar belleza interior a veces hay que tocar la tristeza más profunda, se trata de un despertar brusco que zarandea las fibras y te pone a caminar con una dureza irreconocible sobre la tierra, pero no es una dureza burda, es una dureza delicada y sensible, una coraza bella de un carácter duro e intuitivo. ¿Cómo explicarlo mejor? Es como ver y sentir mejor, pero con más sabiduría. Es la dureza del cemento y el sonido del delicado tacón al caminar sobre él. 



Respira...